Puedes contar lo que viste, lo que sucedió, lo que alguien dijo y lo que le respondieron.
Puedes hacer ver lo que no funciona, por supuesto:
¡Esto no funciona!
Te comportas como descriptor: narras, cuentas, relatas…, aunque denuncies o elogies.
Eso es difícil que caiga mal, no, cae bien, no es incómodo.
Sin embargo al tiempo de contar lo que viste, lo que sucedió, lo que alguien dijo y lo que le respondieron también puedes interpretarlo, hacer conjeturas, intentar explicar el porqué y el para qué.
No se trata de mirar debajo de más piedras, de ser más minucioso; se trata de revelar conexiones, de descubrir lo que para otros no existe.
Te comportas entonces como analista: valoras, mides, contextualizas, unes puntos, sacas conclusiones.
No cae siempre bien y puede ser incómodo, además del riesgo que asumes.
A veces, unas pocas, es mejor ser meramente descriptor,
pero para bien o para mal, el analista aporta valor
y eso abunda menos.